viernes, 1 de mayo de 2009

BIENVENIDOS

El blog que el navegante se dispone a visitar toma su punto de partida de la anterior imagen, capturada de la película El buen pastor, que muestra una abarrotada estación del metro de Londres.

La red de metro londinense se convirtió en un símbolo de resistencia frente al enemigo nazi, ya que fue usada durante la Segunda Guerra Mundial por la población para resguardarse de los bombardeos efectuados por la temible Luftwaffe, la aviación alemana.

El análisis de la batalla, las consecuencias y estrategias durante su desarrollo y las penosas, y a la vez orgullosas, condiciones de vida de la población durante el Blitz, son la razón de ser de este blog.

"ATAQUE Y RESISTENCIA"

La película que a continuación pueden ver, comienza el 13 de mayo -día del celebre discurso de Winston Churchill “sangre, sudor y lagrimas”-, para mostrar posteriormente los bombardeos continuados sobre la población de Londres, la resistencia de los ciudadanos y los efectos y problemas que surgieron.


Además pretende narrar una Historia de historias, mostrando a los dos bandos: tanto a la propaganda nazi como a los sufridos londinenses que los resistieron.


martes, 28 de abril de 2009

EL BLITZ

¿Qué es el Blitz?


Se denomina Blitz, al conjunto de operaciones aéreas en forma de bombardeo sostenido, que sobre la población civil británica lanzó el Ejército de la Alemania nazi. Se desarrolló entre los días 7 de septiembre de 1940 y 16 de mayo de 1941. El Blitz fue una etapa más dentro del conjunto de etapas que formaron La Batalla de Inglaterra. Los bombardeos alcanzaron a todas las ciudades con gran capacidad industrial y económicamente importantes de Inglaterra como Manchester, Coventry, Liverpool, Birmingham, Sheffield…aunque especialmente cruentos fueron los bombardeos sobre la capital inglesa, Londres.


De esta manera, Alemania pretendía contraatacar y responder a los bombardeos que padecía desde principios del mes de mayo –ya con Churchill de Premier británico- sobre objetivos militares. Además, los bombardeos de la RAF a partir del día 20 de ese mismo mes, se ampliaron a objetivos industriales y desde octubre del 40 se hicieron extensivos a la población alemana.


Así pues, la primera gran respuesta dada por Hitler tuvo lugar la madrugada del 6 al 7 de Septiembre, cuando el cielo londinense fue ocupado por 348 bombarderos alemanes, escoltados por 617 cazas bombarderos, que iniciaron el London Blitz: la operación de devastación de Londres. Los primeros objetivos marcados fueron el Puerto de Londres y el East End. Inmediatamente se sucedieron los bombardeos por cada barrio de la capital. En la operación también participaron cazas italianos en funciones auxiliares y de ayuda a los alemanes.


En dos oleadas, los ataques del día 7 provocaron daños enormes en la ciudad. Fue el inicio de un infierno, que durante los posteriores 57 días –sucesivos-, inundó de incontables toneladas de bombas, la capital inglesa. Anteriormente, desde el día 13 de agosto, bautizado como El día del águila, la fuerza aérea alemana había estado castigando sin cesar los aeropuertos y radares de la RAF, con el fin de debilitar previamente la defensa de las ciudades.


Además, durante este mes de septiembre de 1940, primero de los bombardeos sobre civiles y a finales del mismo, ocurrió la mayor desgracia humana: el bombardeo de una escuela en Londres donde se hallaban refugiadas, al menos, un centenar de personas.


El 14 de noviembre de 1940, la Luftwaffe dejó prácticamente reducida a escombros a la ciudad industrial de Coventry, respondiendo así al ataque efectuado por la RAF, una semana antes en Munich, cuna del nazismo, con bombas incendiarías. En los siguientes meses y hasta mayo de 1941, varias ciudades inglesas como Southampton, Birmingham, Liverpool, Glasgow, Belfast… sufrieron fuertes raids.


En el intervalo de meses que duró el Blitz, la City, barrio financiero situado en el corazón de Londres, sufrió gran parte de estos ataques. Además, sobre este barrio, se lanzaron bombas incendiarias que multiplicaron el daño y le hicieron ser uno de los más castigados. De hecho, el ataque alemán del día 29 de diciembre, considerado como el más importante de todo el Blitz, se desarrolló principalmente en este barrio. Amplias zonas del mismo fueron pasto de las llamas y desaparecieron varias iglesias y hospitales, pese a que el Gobierno Británico trató de transmitir la imagen de que la City seguía siendo un lugar de negocios “como siempre”. En el mismo ataque, otros barrios londinenses fueron también arrasados por las bombas nazis.


La mayor parte del patrimonio histórico londinense quedó, de una o de otra manera, fuertemente afectado. De algunos emblemáticos edificios, como la National Portrait Gallery y la Abadía de Westminster, sólo permaneció indemne su esqueleto.


La destrucción finalizó el 16 de Mayo de 1941, cuando Hitler ordenó el traslado de la fuerza aérea al frente ruso. Posteriormente, Alemania reanudaría los ataques sobre las ciudades de Reino Unido.


Bomberos de Londres tratan de sofocar el fuego en el 7 de Holborn Circus bajo un panorama desolador.


¿Qué objetivos perseguía?


El inició del Blitz marca, no sólo el comienzo de una pesadilla para la desprotegida población civil, sino también un decisivo giro en la política militar de Hitler, que deseaba que esta operación sirviese de preparación para la invasión terrestre de Gran Bretaña.


En este momento decisivo, y ante el incuestionable poderío militar nazi hasta ese momento de la guerra, los estrategas militares alemanes optaron por un ataque aéreo masivo contra la capital inglesa y su población civil que perseguía desmoralizar al pueblo y hundir la capacidad militar del país.


Alemania buscó destruir e incapacitar a la RAF, para obtener la superioridad aérea necesaria para una invasión posterior de las islas. La Batalla de Inglaterra supuso pues, el intento de la Luftwaffe de ganar la batalla del cielo a la RAF, con el fin de garantizar el éxito de su planeada invasión a Inglaterra tanto aérea como naval, la conocida y nunca llevada a cabo Operación León Marino.


La decisión de Churchill de bombardear Alemania sólo puede ser entendida como medida preventiva. Winston Churchill alcanzó el poder el 10 de mayo y formó un gabinete de concentración nacional, que incluía ministros todos los colores para luchar en la guerra. Al mismo tiempo el avance nazi por Europa era imparable: Dinamarca, Holanda, Bélgica, Francia…iban cayendo uno tras otro. La soledad de Reino Unido como única potencia democrática era evidente y esta circunstancia motivó a Churchill a tomar la decisión de defenderse atacando.


Por tanto, otro de los motivos – si bien menos importante- que impulsó a Hitler a tomar la decisión de comenzar el Blitz fue vengar los ataques aéreos que algunas ciudades alemanas estaban sufriendo desde que Churchill se había convertido en Primer Ministro, sustituyendo al pávido Chamberlain.


Armamento utilizado


El bombardero estándar de la Luftwaffe durante La batalla de Inglaterra fue el bombardero bimotor Heinkel He111. Éstos y los Junkers Ju88 fueron encontrando, a medida que la batalla avanzaba en el tiempo, más resistencia británica. No poder contar con la protección de los cazas Messerschmidt Me111 supuso un contratiempo para la Luftwaffe, ya que los bombarderos usados tenían baja autonomía de vuelo para poder cumplir sus misiones desde los aeródromos alemanes en Francia.


Durante los bombardeos sobre la ciudad de Londres, la aviación alemana probó una nueva bomba llamada Satan, de 1800 megatones, con una potencia muy superior a las convencionales. También se usaron bombas incendiarias que pretendían multiplicar los efectos devastadores.


Imagen de un Heinkel He 111


La moral británica no se resquebrajó y la RAF, que libró innumerables batallas aéreas contra la Luftwaffe, salió victoriosa de muchas de ellas, especialmente después de los primeros meses de raids alemanes sobre las ciudades británicas.


Una fuerza expedicionaria italiana de unos cuarenta aviones, Corpo Aereo Italiano, fue enviada Benito Mussolini para colaborar en la batalla junto a la Luftwaffe en septiembre de 1940. Los aviones italianos participaron en varios combates -especialmente en el día 7 de septiembre- sufriendo graves pérdidas y sin obtener éxito alguno hasta ser repatriados en enero de 1941.


De forma similar, la RAF recibió pilotos de casi todo el Imperio Británico: hubo pilotos procedentes de Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. A ellos se sumaron voluntarios llegados de países ya ocupados por tropas alemanas, creándose escuadrillas formadas completamente por pilotos de Polonia, Checoslovaquia y Francia.


Por último, cabe mencionar que uno de los principales factores de esta victoria -si no el principal-, fue la utilización por primera vez en la historia, del Radar, inventado unos años antes por el físico británico Robert Watson-Watt. Su utilización supuso una notable ventaja táctica para la RAF.


Bombardeos esporádicos posteriores


La perspectiva sobre qué país seria vencedor de la guerra en la primavera del 44, era distinta a la del verano del 40 cuando se inició el Blitz. A estas alturas de la guerra, Alemania no se mostraba tan poderosa y había sufrido ya derrotas tan decisivas como la de la Operación Barbarroja en suelo soviético. Londres seguía siendo un gran objetivo para tratar de destruir en esta nueva campaña de bombardeos aéreos.


En junio de 1944 comenzaron los ataques alemanes con misiles V1. Fue el primer misil guiado que se utilizó en la guerra, es de origen alemán y se le considera el precursor de los misiles de crucero actuales


Los V1 fueron lanzados desde plataformas ubicadas tanto en la zona costera francesa de Pas-de-Calais, como en las costas de Holanda -hasta la ocupación aliada-. El primer V1 cayó sobre Londres el 13 de junio de 1944 cerca de un puente de ferrocarril. Ocho civiles murieron en la explosión.


Las primeras versiones experimentales de los V1 fueron lanzadas desde el aire, sin embargo la mayoría de las operaciones V1 fueron lanzadas desde puntos fijos en tierra.


Se construyeron casi 30.000 V1. Aproximadamente 10.000 de ellos, fueron lanzados hacia Inglaterra, unos mil desde el aire utilizando bombarderos Heinkel He111 modificados.


Más de 2.400 misiles V1 alcanzaron la ciudad de Londres matando a más de 6.000 personas e hiriendo a unas 18.000. La ciudad de Croydon, ubicada en el margen sudeste de Londres, recibió la mayoría de los impactos.


Los ataques con V1 fueron complementados con V2: el primer misil balístico del mundo usado por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos de estos misiles fueron disparados desde las costas francesas hacia Londres con el fin de provocar la mayor devastación posible y minar la moral del enemigo. Sucesor de la V1, este diseño no vio la luz hasta muy avanzada la guerra, por lo que tuvo poco impacto real en ésta. El V2 fue uno de los avances más relevantes en tecnología armamentística logrados hasta ese momento aunque no cambió el curso de la guerra.

Su uso comenzó el día 6 de septiembre de 1944, cuando Alemania almacenaba ya 1.800 misiles. Ese día se realizaron dos disparos contra París que resultaron poco precisos. El 8 de septiembre se inició el ataque contra Londres. Al principio, el gobierno británico comunicó a la población que las explosiones eran causadas por tuberías de gas defectuosas. Sin embargo, a los pocos días admitieron la verdad. La propaganda nazi por su parte, reveló entonces la existencia del arma de represalia número 2 o V2.

Imagen de un V2 almacenado


Al contrario de lo que sucedía con las V1, los V2 eran invulnerables: alcanzaban velocidades supersónicas y no podían ser interceptados ni la por artillería antiaérea ni por los cazas. Además, al dispararse desde lanzadores móviles, la localización de sus bases resultaba bastante problemática. La altura y la velocidad alcanzada por los V2 hacía, asimismo, que fuera casi imposible detectarlos con el radar de la época: los nazis habían creado un arma contra la cual no había defensa posible.


Desde el 8 de septiembre de 1944 al 27 de marzo de 1945 -en que cayó el último V2 sobre Inglaterra- fueron lanzados contra territorio aliado unos 4.320 V2; de ellos, más de 1.400 se dirigieron contra Inglaterra, de los cuales 1.054 alcanzaron su objetivo.


Consecuencias del Blitz


El Blitz el trauma histórico que más ha marcado la historia colectiva de la ciudad de Londres durante el siglo XX. Sin embargo debe ser considerado un gran éxito inglés pues el objetivo de Hitler, producir en la sociedad inglesa una confusión tal que degenerara en caos y destruyera la capacidad militar del país, no fue conseguido.


La población londinense soportó el incesante bombardeo, resguardada en las estaciones de Metro o en precarios refugios ubicados en sus propios domicilios. El Gobierno Británico, liderado por Winston Churchill, consiguió mantener la cohesión popular y controlar el inmenso malestar social producido por esta estrategia alemana de acoso frontal a los civiles.


Sin embargo, los daños materiales fueron tan cuantiosos que el Reino Unido dividió su esfuerzo militar para rehacer sus defensas en las ciudades, lo que supuso una considerable pérdida en la capacidad de respuesta militar exterior.


Durante el Blitz, los alemanes perdieron alrededor de 2.000 aviones en la campaña causando, en cambio, 43.000 bajas civiles -30.000 de ellos londinenses- y más de 140.000 heridos. Además se calcula que fueron destruidas aproximadamente un millón de casas a lo largo de todo el Reino Unido, lo que originó un enorme trastorno a la población.

El Blitz demostró que Reino Unido tenía un ineficaz sistema defensivo militar. Sin embargo dos factores le hicieron sobreponerse a un daño tan severo como estaba sufriendo: la mejora, a marchas forzadas, de sus defensas antiaéreas y la demostración de estoica entereza de su población.


El decisivo cambio estratégico de Hitler en agosto del 41, no sólo sirvió para aliviar a la población poniendo fin a su sufrimiento, también supuso el comienzo de otra etapa más dentro de la Segunda Guerra Mundial: la Operación Barbarroja, el ataque nazi sobre la Unión Soviética.

GUERRA DE PROPAGANDAS

Propaganda británica


El objetivo primordial del Gabinete de Guerra de Winston Churchill fue, en todo momento, mantener alta, tanto la moral del Ejército como la de la decaída población. La propaganda política británica de la época, dependiente del Ministerio de Información, mostró con orgullo cómo, tanto el Big Ben como la Catedral de San Pablo, emblemas de la ciudad, permanecieron intactos y resistieron durante todo el Blitz. De hecho, la resistencia de estos dos edificios fue tratada por la prensa como si fuera un milagro. Dichas imágenes se usaron repetidamente y con frecuencia para elevar la moral inglesa.

Durante la guerra, el Ministerio de Información reclutó a fotógrafos y artistas -algunos famosos, otros no tanto-, para que registraran en sus obras a través de sus impresiones, la vida cotidiana de Gran Bretaña durante la guerra. Algunas de estas obras se pueden encontrar actualmente en ciertas galerías de arte y principalmente en el Museo Imperial de la Guerra. También se hicieron películas propagandísticas como Dawn Guard en el año 41.


Interior del túnel de Southwark foot por debajo del Támesis,
La imagen muestra a mujeres y niños usándolo como refugio antiaéreo, por Anthony Gross. Imperial War Museum


La revolución tecnológica de la fotografía tuvo lugar en la década de los veinte. La invención de la cámara réflex y del carrete de 35 mm, supusieron una mayor facilidad a la hora de tomar instantáneas ya que los equipos no eran tan voluminosos y la rapidez a la hora de capturar una imagen era mayor: se permitía mostrar algo tal como era. Uno de los más importantes fotógrafos del siglo XX y precursor de la fotografía de 35 mm, fue Bill Brandt.


Pese a ser alemán de nacimiento, de Hamburgo; Bill Brandt se sentía profundamente londinense. Contratado por el Ministerio de Información para que difundiera con sus imágenes los estragos que la guerra causaba en la población civil británica Bill Brandt fotografió frecuentemente multitudes y espacios confinados del refugio del metro. El propio Brandt, describió aquella atmósfera como “llena de cuerpos entremezclados, con el calor, olor y el sonido continuo de estornudos y gente sonándose la nariz”.


Además entre 1936 y 1938, Brandt publicó dos libros de fotografías, El inglés en el hogar y Una noche en Londres. Ambos son dos de los más influyentes libros de foto-periodismo, técnica consistente en narrar una historia a través de una sucesión de fotos, con un resultado similar al de un documental televisivo.


Refugio en la estación de Liverpool Street durante el Blitz por Bill Brandt


Además, el periodista norteamericano, Edward R. Murrow hizo durante el Blitz la primera retransmisión en vivo y en directo de un bombardeo en la historia de los medios de comunicación desde Londres y para la audiencia de los Estados Unidos. Esto le convirtió en una celebridad. Posteriormente aumentaría su fama presentando Buenas noches y buena suerte y siendo perseguido por la caza de brujas anticomunista del senador republicano McCarthy.


Propaganda nazi


El padre de la propaganda nazi fue Joseph Goebbels, responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933 y quien había sido Director de Comunicación del Partido Nazi y gran arquitecto del ascenso al poder. En octubre del 1933 fue promulgada la Ley de Edición para coordinar toda la prensa alemana. Mediante esta ley, Goebbels prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su control y, el cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa pasaron a estar controlados por el Gobierno nazi. La concepción que tenían los nazis de la prensa era la de una “herramienta” de la que esperaban cierta capacidad para difundir “propaganda, no exclusivamente información”.


El mensaje propagandístico nazi se basaba en una lógica simple y directa asentada en tres pilares: anticomunismo, anticapitalismo y antisemitismo. La propaganda nazi utilizó el marketing social: promoviendo sentimientos de orgullo, odios y mintiendo y convenciendo de cosas muy alejadas de la realidad. A Goebbels se le atribuye mucho de la propaganda moderna, entre ellos sus 11 principios.


Cartel propagandístico nazi sobre la Batalla de Inglaterra


De hecho, como los ciudadanos alemanes sintonizaban la radio para oír música y escuchar noticias y el Ministerio de Propaganda lo percibía; éste, decidió regular el tipo de música que se emitía, programando durante la guerra marchas militares. Entre finales de 1939 y la primavera de 1941, mientras duró la campaña aérea contra Gran Bretaña, las emisoras acostumbraban a radiar la marcha más popular del momento, llamada Estamos marchando contra Inglaterra.


Se reproduce a continuación un fragmento de Combatientes de la Batalla en Londres, relato bélico propagandístico pro-nazi, de Benno Wundshammer:


[… ¡Pero después nos atacaron de nuevo! Volvimos a luchar, sin apenas darles la oportunidad de sorprendernos. No pude ver mucho de lo que estaba pasando, ya que mantenía un ojo puesto en el comandante de la aeronave. Algo había sucedido en ella. Perdió altura en todo momento, daba sacudidas y parecía probable que llegara a accidentarse. ¿Había ocurrido algo? Algo había sucedido, quizás tuviera problemas de motor. Vi que la hélice se movía más lentamente, y que finalmente dejó de moverse por completo. El motor derecho había sufrido algún impacto. Además nos encontrábamos en Londres, centro de partida de los enemigos, justo en medio de una pelea con un enemigo numéricamente superior que venía hacia nosotros desde todas las direcciones. No era una situación cómoda. La máquina afectada comenzó a ser más lenta y menos maniobrable. Tuvimos que protegerla. Ello, naturalmente, afectó a la maniobrabilidad, y en nuestra lucha a la capacidad de toda nuestra escuadra. Pero nuestro comandante era un experimentado piloto de Lufthansa, y fue capaz de mantener el avión en el aire.

¿Qué más puedo decir? Hemos derribado tres Spitfires durante esta batalla antes de que rompiéramos poco a poco al enemigo, que se dirigió a casa...].


George Orwell, excepcional reportero


George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair, nació en Motihari, (India) el 25 de junio de 1903 y murió en Londres el 21 de enero de 1950. Fue un escritor y periodista británico, cuya obra estuvo influida por sus experiencias personales. Cuando el comienzo de la Segunda Guerra Mundial era inminente, Orwell se mostró contrario a que el Imperio Británico entrara en el conflicto contra Alemania. Creía que una guerra entre ambas naciones sería una lucha entre “dos tipos de imperialismo”. Pese a esta idea sobre la contienda, terminó también participando –ya había participado en otras-, en la guerra mundial, si bien la tuberculosis casi le impidió alistarse.


Durante la Guerra Mundial fue miembro de la Home Guard y colaboró con la BBC. Su trabajo en esta época fue con frecuencia propagandístico, lo que desagradó al autor, quien llegó a sentirse como “una naranja que ha sido pisoteada por una bota muy sucia”. A pesar de los buenos ingresos, renunció a su colaboración con el ente público en 1943 para convertirse en columnista del Observer –edición dominical de The Guardian- y editor literario del Tribune, ambos periódicos semanales de tendencia izquierdista, que lo convirtieron en un personaje de relieve en la vida cultural británica.


Carné de la Unión Nacional de Periodistas británica, a la que pertenecía George Orwell, periodista del Tribune


Desencantado definitivamente con la clase política británica y con la censura ejercida por los medios de comunicación, Orwell se interesó los ambientes sórdidos y visitó durante la guerra los edificios derruidos por las bombas que luego quedarían descritos en su novela 1984. De igual modo, mientras Londres padecía los bombardeos con misiles V2, Orwell escribió Rebelión en la granja, como parodia definitiva del comunismo estalinista. Este conflicto acabó por brindarnos íntegramente, las inquietudes políticas y literarias de Orwell, cuyos pensamientos de aquellos años quedaron grabados en el libro Diario de guerra 1940-1942. A continuación se reproducen algunos de los artículos más interesantes que Orwell escribió durante la guerra:


[No puedo escribir mucho sobre las locuras de los últimos días. Preocupan no tanto los bombardeos de por sí como la desorganización del tráfico, la frecuente dificultad para telefonear, el cierre de las tiendas cada vez que hay alarmas, etc. Todo ello, unido a la necesidad de seguir trabajando como de ordinario, agota y convierte la vida en una continua lucha para recuperar el tiempo perdido…


Las bombas de acción retardada son un fastidio, pero parecen tener éxito en su localización y hacen salir a todo el vecindario hasta que han explotado. En la parte sur de Londres se ven pequeños grupos de gente con aspecto desconsolado, merodeando con maletas y hatillos, gente que se ha quedado sin casa o que las autoridades han desalojado porque hay una bomba sin explotar…


He pasado casi toda la noche en un refugio público; recurrí a él a causa del continuo silbido y choque de bombas no muy lejos y a intervalos de media hora. ¡Qué incomodidad! El lugar estaba bien, con luz eléctrica y ventiladores, pero había demasiada gente. La mayor parte de la gente eran obreros viejos, y se quejaban amargamente de la dureza de los asientos y lo largo de la noche, pero no hablaban de modo derrotista…


Todas las noches se ve gente que hace cola a la entrada de los refugios con sus ropas de dormir. Los que llegan antes se apoderan de sitios en el suelo y probablemente no pasan una mala noche. Aparte de los ataques diurnos, las horas de los bombardeos son bastante regulares, de 8 de la tarde a 14.30 de la madrugada, desde el anochecer hasta el alba.


Tres meses de ataques continuos, con la intensidad de los últimos cuatro días, acabarían con la moral de todo el mundo. Pero dudo que continúen los ataques en una escala tal durante tres meses, especialmente cuando el adversario sufre también lo mismo.]


10 de septiembre (1940)

Diario de guerra 1940-1942


[Anoche fui con G. (Gwen O’Shaugnessy) a ver el refugio de la cripta de la iglesia de Greenwich: camastros de madera y sacos sucios (seguramente llenos de chinches cuando el tiempo es caluroso), como en todas partes. El alumbrado era pésimo y el lugar apestaba, a pesar de que anoche no estaba muy concurrido. La cripta consta de una serie de pasillos estrechos que atraviesan las bóvedas, en donde están inscritos los nombres de las familias enterradas allí, los más recientes de 1800…G. y los otros insistieron en que no había visto lo peor porque las noches en que va mucha gente (unas 250 personas) el mal olor es casi insoportable. Me puse tozudo diciendo que, de todos modos, era peor para los niños jugar en medio de las tumbas llenas de cadáveres que tener que soportar el mal olor de seres humanos vivos. Los otros no estaban de acuerdo conmigo.]


3 de marzo (1941)

Diario de guerra 1940-1942


[Los alemanes han invadido la Unión Soviética esta mañana. La gente está excitadísima. Se piensa que esto es ventajoso para nosotros. Eso espero, siempre y cuando los soviéticos tengan intención de luchar y puedan organizar una resistencia seria, si no par detener a los alemanes, al menos lo suficiente como para agotar sus fuerzas aéreas y navales. Evidentemente el objetivo inmediato alemán no es el territorio o el petróleo, sino acabar con la fuerza aérea rusa y por lo tanto desembarazarse de este peligro antes de encararse definitivamente con Gran Bretaña. Es imposible adivinar qué clase de espectáculo montarán los soviéticos. El peor presagio es que probablemente los alemanes no hubieran intentado la invasión sin estar seguros de poder llevarla a cabo y con rapidez.]


22 de junio (1941)

Diario de guerra 1940-1942


[Los estudios realizados por el equipo de Mass Observation desde el inicio de la guerra revelan muchos estados de ánimo distintos, pero casi todos sugieren que Gran Bretaña sufre más por un gobierno demasiado pequeño que por uno excesivo. Se ha firmado cheque tras cheque contra la buena voluntad acumulada del pueblo británico, pero se han dado muy pocas instrucciones prácticas. Saben contra qué luchan, pero no se les ha dicho en favor de qué ni cómo será probablemente el mundo después de la guerra. El nuevo estudio, como varios de los anteriores, avisa de que su paciencia y sus esperanzas pueden no ser inagotables.


Aunque específicamente referido a la desmovilización, también habla de la vuelta al trabajo y la reconstrucción. Revela no sólo un cinismo generalizado sobre el “después de la guerra”, sino también una sorprendente vaguedad. Así, cuando en noviembre de 1943 se preguntó a una muestra del público “si el Gobierno ha anunciado alguna política para la reconstrucción después de la guerra”,…]


Panorama de la vida civil, 4 de junio de 1944

Orwell periodista. Artículos y reseñas en el Observer 1942-1949


La visión desde España


Poco antes de finalizar la Guerra Civil, España se unió al Pacto Anti-Komintern, acuerdo político contra la Internacional Comunista. El 31 de marzo de 1939, se suscribió el Tratado de Amistad Hispano-Germano. Posteriormente, España se retiró de la Sociedad de Naciones, “ese antro podrido de la democracia” según dijo la prensa de la época.


La entrada de la Italia fascista en guerra, el 10 de junio del 40, eliminó gran parte de las reticencias franquistas y desde octubre de ese año, se planificó una entrada en guerra junto a las potencias del Eje. Anteriormente y según avanzaban las tropas alemanas en Francia, Franco, que en un principio declaró la neutralidad española, cambió de actitud: la condición actual sería la de no beligerante, termino que le permitiría mostrar más claramente su apoyo al Eje. Así, aviones y submarinos alemanes repostaron en aeródromos y puertos españoles, se bombardeó Gibraltar desde bases andaluzas y barcos de guerra italianos fondearon en Baleares. Tánger fue ocupado por tropas españolas y dentro de la ciudad se establecieron la Gestapo y los servicios de inteligencia nazis para el norte de África.


En la entrevista entre Franco y Hitler en Hendaya el 23 de octubre del 40, se negoció la participación de España en la guerra a cambio de compensaciones territoriales: Gibraltar, partes de Argelia y del Marruecos francés y el golfo de Guinea. El Gobierno Español negoció en esta misma entrevista, la utilización del territorio español para la Operación Félix, ocupación alemana de Gibraltar. Sin embargo destacados miembros del Régimen franquista, como el Duque de Alba, tenían muy en mente la decisiva ayuda inglesa en el triunfo de la Guerra Civil y no eran partidarios de luchar contra el Reino Unido.


Al mismo tiempo, el Estado Mayor alemán preparó dos alternativas militares: la dicha Operación Félix y la Operación Barbarroja para atacar la Unión Soviética. El 22 de junio de 1941 las tropas alemanas entraron en la URSS. La euforia en España fue total: tomó las calles, la prensa y las emisoras de radio. Se creó la División Azul, que entró en combate el 13 de agosto. Sin embargo su participación estuvo condenada al fracaso por la derrota nazi, a pesar del optimismo de Informaciones, Arriba y demás prensa muy cercana al nuevo régimen.


Hasta bien entrado 1942 y pese al giro aliado que comenzaba a tomar la Segunda Guerra Mundial, fue difícil hallar cierta apariencia de neutralidad en la prensa española. Una excepción fue el elitista semanario de economía y política internacional Mundo. Pero incluso en 1945 resultó complicado todavía encontrar artículos de opinión abiertamente aliadófilos en la prensa católica, pese a que Pío XII había denunciado ya abiertamente al nazismo.

A continuación se reproducen dos artículos del periódico barcelonés La Vanguardia Española sobre los bombardeos nazis sobre la ciudad de Londres:


Título y antetítulo cubriendo la información de los bombardeos sobre Londres del 7 de septiembre del 40


Artículo completo de La Vanguardia informando sobre los bombardeos del día 29 de diciembre en Londres. El 30 de diciembre no salió el periódico a la calle ya que era lunes y no se hacía prensa ese día.

VIDA COTIDIANA Y CONDICIONES DE VIDA

Refugiados en el metro de Londres

Durante los meses previos al comienzo de la guerra en suelo británico, los ciudadanos de Londres – todavía no sus autoridades- comenzaron a asimilar uno de los sistemas de vivienda que, en adelante y como forma de refugio antiaéreo, iban a usar: el metro. Durante el transcurso del Blitz e incluso antes de modo preventivo, miles de londinenses utilizaron el suburbano, bien a tiempo parcial, bien a tiempo completo, como hogar, dada la seguridad que éste brindaba.

Justo antes del comienzo de los raids aéreos el Ministro de Seguridad, Herbert Morrison, se posicionó en contra de la utilización de las estaciones de metro como lugares de refugio público. La principal de las razones esgrimidas era el peligro que suponía para la integridad física de los niños: podían caer dentro de las vías y morir arrollados. Hubo además otros motivos. El metro –salvo ocho estaciones construidas durante la guerra- no estaba ni diseñado, ni consecutivamente preparado, para albergar en su interior a una gran multitud de personas. Que el hacinamiento facilitase la propagación de enfermedades y que las estaciones carecieran de aseo; eran, a juicio del Ministro de Seguridad, más dificultades añadidas aún.

Estación de metro de Elephant and Castle el 11 de noviembre de 1940, por Bill Brandt

Además de estos presumibles problemas de seguridad, el Gobierno trató de prevenir otro fenómeno que, según su criterio, podría padecer la población por la prolongada ocupación del metro. Las autoridades temían que los refugiados que lo habitaban, al sentirse seguros allí, prefirieran no evacuarlo durante todo el día, abandonando así su puesto de trabajo y reduciendo la productividad del país en un momento económicamente tan delicado. Por otra parte, no se deseaba el enclaustramiento de la población ya que podía repercutir negativamente en la percepción que la sociedad tenía de si misma, rebajando la moral e insuflando un sentimiento precipitado de derrotismo y apatía.

En un principio, el interior de las estaciones de metro y su organización resultaron caóticos. La gente dormía cómo y dónde podía, incluso cuando – como ocurría por las mañanas- el servicio de transporte subterráneo ya había comenzado a funcionar.

Herbert Morrison, Ministro de Seguridad –cargo equivalente a Ministro de Interior en España- y reacio al uso del metro como refugio

Sin embargo los londinenses no pusieron nunca ningún reparo al metro como refugio. El día 8 de septiembre de 1940, después del primer gran ataque aéreo alemán, miles de personas se agolparon en las puertas del metro. Custodiada su entrada por policías, no pudieron resistir, sin embargo, la fuerza de la multitud que arrasó la seguridad interpuesta, forzando las cerraduras, para refugiarse dentro del suburbano. El Ministro Morrison, ante la ineficacia de sus medidas y la desobediencia del pueblo, autorizó al día siguiente el uso del subterráneo como refugio antiaéreo.

El pico del Blitz, durante el mes de septiembre del 40, supuso el momento en qué más londinenses utilizaron el metro como lugar de refugio: aproximadamente 177.000 personas convivieron hacinadas en 79 estaciones –también la cifra más elevada- de metro habilitadas para tal labor.

A partir del 21 de septiembre dieron comienzo las obras para adecuar y hacer habitables los espacios subterráneos. Algunas líneas fueron cerradas temporalmente para poder usar también el espacio de vía. Se construyeron aseos y retretes químicos, se dotaron los habitáculos con equipamientos –literas, aperos de seguridad y primeros auxilios, puertas herméticas para evitar filtraciones de agua del Támesis, radares para detectar minas o bombas acuáticas,…- y muchos túneles fueron reforzados para sobreprotegerse frente a las bombas. Sin embargo no siempre fue posible evitar, incluso bajo tierra, los demoledores efectos de los raids aéreos:

Estación de Marble Arch, 17 de septiembre de 1940. Sufrió un impacto de bomba directo. Las paredes de la estación estaban recubiertas de azulejos blancos que se convirtieron en armas mortíferas cuando la explosión los partió y los separó de las paredes. Hubo 20 muertos.

Estación de Balham, 14 de octubre de 1940. Una bomba causó la voladura del alcantarillado de agua lo que provocó una inundación dentro del túnel. Hubo 68 muertos y muchos más heridos.

Estación de Bank, 11 de enero de 1941. La bomba impactó directamente ya que fue lanzada con tal objetivo: alcanzar a los refugiados que poblaban tan céntrica estación. La explosión destrozó las escaleras mecánicas y desgajó los cristales de los trenes. Muchas personas resultaron dañadas por el hundimiento del techo y por los trozos de cristal, mortales, que volaban desde los trenes. El trágico balance final fue de 56 muertos y 69 heridos. La bomba dejó un cráter en la superficie de más de 35 metros de largo por casi 30 de ancho.

Estación de Bernal Green, 8 de enero de 1943. 1500 personas se dirigían caminando escaleras abajo hacia el refugio en el seno de la estación. Alguien tropezó en la parte delantera, la multitud comenzó a empujar y provocó que cayeran unos sobre los otros ya en el suelo. 173 personas murieron por aplastamiento.

Posteriormente y con el metro ya oficializado, los temores que el Ministro de Seguridad había manifestado respecto a la moral y la apatía de la sociedad no se hicieron realidad: en gran medida la gente continuó con su habitual ritmo de vida y costumbres, pese a la excepcionalidad de la situación. La mayoría de las familias determinó que su vida debía continuar y que ésa sería la mejor manera de ayudar a la victoria de Reino Unido en la guerra. En junio del 44, cuando se reiniciaron los bombardeos alemanes sobre Londres, el metro volvió a ser utilizado para resguardarse de los misiles V1 y V2.

Muchachos jugando a las cartas resguardados de los ataques aéreos en una estación del sureste de Londres, por Bill Brandt

Además la red de metro fue también utilizada para establecer sedes gubernamentales e industriales, muchas de ellas con fines militares. Se construyeron oficinas en zonas de desuso y en importantes estaciones como Down Street, Dover Street, Hyde Park Corner…En alguna ocasión, incluso el Gabinete de Guerra se reunió dentro del tubo de refugios para escapar de los bombardeos. Igualmente, el centro desde donde se controlaba la lucha aérea, usó una estación en desuso como sede.

En noviembre de 1940 la empresa Plessey's of Ilford ubicó su fábrica dentro del suburbano, ocupando la línea de metro central que abarcaba desde la estación de Wanstead hasta la estación Newbury Park. Así creó una línea de producción de cinco kilómetros de largo bajo tierra.

Hugh Douglas, capataz de esta empresa durante la guerra, recuerda que debido a la longitud de su nueva fábrica “usaba bicicleta para desplazarme por las máquinas y controlar a mis más de 2.000 empleados”. La producción se hacía en dos turnos: mañana y noche. Esta empresa no dejó de suministrar aviones a la RAF durante toda la guerra.

Factoria de Plessey's of Ilford en el subsuelo, donde se fabricaron componentes de avion para la RAF

Ocho estaciones de metro fueron construidas durante la guerra, acondicionadas para acoger refugiados: cuatro al norte (Chancery Lane, Goodge Street, Camden Town y Belsize Park) y otras cuatro al sur (Clapham South, Clapham Common, Clapham North y Stockwell). Tenían capacidad para albergar a 64.000 personas, si bien el uso de ellas fue casi exclusivamente militar. Incluso, el general Eisenhower utilizó algunas de éstas, como centro de coordinación de operaciones del Día-D, el 6 de junio de 1944. Durante los bombardeos V1 y V2 del año 44, cinco de las ocho estaciones fueron reabiertas como garantía de seguridad ciudadana. Después de la contienda estas ocho estaciones suburbanas fueron rehabilitadas, con el fin de que formaran parte de la ampliada red de metro londinense.

El hogar como refugio

En noviembre de 1940, el Gobierno Británico elaboró un censo sobre la ciudad de Londres para ver cómo y dónde se refugiaban sus habitantes. Los datos que se obtuvieron fueron los siguientes:

El 4% de la población capitalina estaba refugiada en la red de metro

El 9% se resguardada dentro de los refugios públicos

El 27% de la población metropolitana permanecía evacuada dentro de los refugios públicos (refugios Anderson y viviendas Morrison)

El resto de londinenses, pobladores de la ciudad y no evacuados a la zona rural –en torno al 60% restante-, se refugiaron en sus hogares: guareciéndose en el sótano o debajo de las escaleras.

Más de 2.200.000 refugios Anderson fueron distribuidos gratuitamente entre la población al inicio del Blitz. Este tipo de refugios consistían en un techo ondulado –tipo Uralita- con forma de cúpula que se anclaba al suelo. Este tipo de refugios fue construido, como norma general, en el jardín trasero de las casas londinenses. Sin embargo eran muchos los inconvenientes que presentaba: no era capaz de hacer frente a la sempiterna lluvia de la capital y se inundaba con facilidad; era ruidoso, poco aislante y al emplear acero hubo de dejar de fabricarse por la escasez de este material y su necesidad de uso durante la guerra.

Vista exterior de un refugio Anderson

La vivienda Morrison recibe su nombre del Ministro de Seguridad en el Gobierno Británico del momento, Herbert Morrison, desapasionado del uso del metro como refugio antiaéreo. Esta vivienda consistía en un pequeño habitáculo donde debía caber toda la familia y que podía instalarse dentro de la casa. Con respecto a los refugios Anderson esta vivienda era menos ruidosa, no se inundaba y minimizaba las interrupciones de la vida cotidiana familiar, obsesión del Gobierno y especialmente del ministro Morrison, impulsar de este sistema de refugio.

En noviembre del año 41 existían 500.000 viviendas Morrison por todo Reino Unido. Estas construcciones fueron las usadas, mayoritariamente, como refugio tras la reanudación de los bombardeos alemanes con los V1 y V2 sobre las islas, en junio de 1944.

Un refugio Morrison

La mujer en la guerra

Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, la mentalidad británica –la europea en general- favorecía que la mujer desarrollara su actividad vital dentro de su hogar. De hecho, muchas empresas se mostrabas remisas a la contratación de mujeres casadas y sólo en el sector de la enseñanza, aunque también venciendo trabas y obstáculos, se veía bien la presencia femenina.

Sin embargo la llegada de la guerra supuso todo un cambio en este sentido, ya que su carácter de guerra total implicó obligatoriamente a toda la población. Con una gran parte de la población masculina enrolada en las filas del Ejército, las mujeres pasaron a ser imprescindibles para sustituir a éstos en los puestos de trabajo que dejaron vacantes

Póster para el reclutamiento de la mujer en el Ejército de tierra

Los puestos que entonces ellas ocuparon fueron muy variados y diversos: desde conductoras en el seno de las Fuerzas Armadas hasta empleadas en la Policía Militar, pasando por trabajadoras en las fábricas del material de guerra o cultivadoras de la tierra

Policía Militar en una esquina de Oxford Street

La Ley del Servicio Nacional de 1941 obligó a todas las mujeres desempleadas entre 18 y 60 años a registrarse, para desarrollar algún trabajo. Las cifras que posteriormente se muestran dan una idea de la importancia de la contribución de la mujer en el esfuerzo común que supuso esta guerra:

Diciembre de 1942: Registradas 8,5 millones de mujeres entre 18 y 46 años.

Mayo de 1943: 6,3 millones de mujeres trabajando, bien en la industria, bien en los servicios armados.

Diciembre de 1943: 1,5 millones de mujeres empleadas dentro de la industria de maquinaria pesada, cifra que suponía un 30% del total de la mano de obra de la industria de este ramo, tradicionalmente muy masculina.

Mujer trabajando en una fábrica de maquinaria pesada de Londres

Las mujeres supusieron uno de cada tres trabajadores dentro de la industria armamentística encargada de fabricar aviones, tanques, cañones y balas que habían de ser usados en la contienda. Este dato rompió el tradicional prejuicio “no es trabajo para mujeres” que servia para prejuzgar hasta entonces, arbitraria y erróneamente, las capacidades de la mujer.

Con el fin de ayudar a las mujeres trabajadoras, el Ministro de Trabajo, Ernest Bevin, presentó reformas que mejoraron el Estado de Bienestar y las prestaciones públicas, tales como la instalación de comedores, guarderías y una mayor asistencia médica.

En esta labor de ayuda pública se involucraron las mujeres de todas las clases sociales. De hecho, la contribución de la mujer a la guerra mediante su enorme esfuerzo, fue reconocida mundialmente, incluso por el Departamento de Guerra de Estados Unidos que daba a sus soldados la siguiente información para cuando desembarcaran en Reino Unido en el año 42:

“Las mujeres británicas han demostrado su valentía en esta guerra. Han unido sus esfuerzos en los arsenales de municiones y han entregado mensajes. No hay un solo registro de una mujer británica que haya abandonado su puesto en el Ejército…”.

Con el final de la guerra y el reconocimiento de las virtudes femeninas, el papel que a partir de entonces desarrolló la mujer ya fue distinto al rol que asumían antes de la contienda, teniendo a partir de entonces una, cada vez más importante, presencia pública.

“Excava para la Victoria”

Cartel propagandístico en Londres con el lema Dig for Victory, “Excava para la Victoria”

En el año 39, la agricultura comenzó a formar parte del grupo formado por los llamados esfuerzos de la guerra, siendo nacionalizada de igual modo que lo había sido la industria meses antes, con el objetivo de aunar todas las fuerzas y alimentar la guerra en el Reino Unido. Las importaciones de alimentos se redujeron drásticamente debido a que los buques ahora se empleaban para el transporte de materiales de guerra, aviones y soldados. Por tanto, para mantener alimentada a la población se reduplicaron los cultivos, de tal modo que se producían más alimentos. Ahora mostramos dos ejemplos con datos:

En el año 39, el número de hectáreas sembradas era de 12 millones, sin embargo en el 45 la cifra ascendía ya a 18 millones.

Entre los años 1939 y 1945, las importaciones de productos se redujeron a la mitad.

Además de en el ámbito rural, el Gobierno Británico por medio del Ministerio de Agricultura exhortó a la población para que cultivasen su propio jardín. “Excava para la Victoria” fue el lema que el Gobierno empleó para alentar a las familias en la producción de más alimentos. Esta campaña pretendía que cada pedazo de tierra fuera usado para fines productivos. Se estima que casi la mitad de familias domiciliadas en Londres cambiaron el uso decorativo de sus jardines por huertos donde cultivaron sus propias hortalizas y verduras.

El Ministerio de Información pide "Cultiva más comida" en la estación de Charing Cross

Además, en muchos hogares, la crianza de sus propios animales añadió qué comer en aquellos momentos de racionamiento alimenticio. De hecho, en lugares tan emblemáticos de la capital, como Hyde Park o los jardines de Kensington, se ubicaron pocilgas con cerdos y se cambiaron coles por flores, respectivamente. Sin embargo, la escasez era tal, que los pollos y los cerdos que se criaban en la capital fueron en ocasiones alimentados con papel de cocina. Nadie estuvo exento de esta campaña. Incluso los niños evacuados hicieron su parte de trabajo excavando para la Victoria.

Racionamiento de alimentos

Reino Unido no podía seguir importando ciertos productos mientras continuara la guerra, ya que los recursos debían ser empleados en otros gastos. El té y el azúcar, por ejemplo, eran alimentos muy populares y consumidos que venían de fuera. El Gobierno se planteó la siguiente disyuntiva: mercado libre para los excedentes sin vender que comprarían los más pudientes, o racionamiento para hacérselos llegar a toda la población. Finalmente se optó por la segunda opción y se impuso el racionamiento alimenticio para toda la población. En septiembre de 1939 se introdujeron las cartillas de racionamiento. Se impuso la obligación de registrarse en alguna tienda a todas las familias. En enero de 1940 algunos productos –bacón y azúcar- ya empezaron a ser racionados. A medida que la guerra se prolongó en el tiempo más alimentos lo fueron:

Año 1940
Enero – bacón y azúcar
Marzo – carne
Julio – té, mantequilla y margarina

Año 1941
Marzo – jamón
Mayo – queso
Junio – huevos

Año 1942
Enero – arroz y frutos secos
Febrero – tomate en conserva y guisantes
Abril – cereales y leche condensada
Julio – chocolates y dulces
Diciembre – galletas y copos de avena

Imagen de una ración semanal para un adulto en agosto de 1942

El momento más delicado del período de racionamiento, durante el mes de agosto del 42, la ración de víveres semanal para una persona consistía en:

El equivalente a una chuleta de cerdo o cuatro salchichas de carne
Ocho onzas de azúcar
Ocho onzas de margarina, mantequilla o manteca de cerdo
Cuatro onzas de tocino o jamón
Dos onzas de té
Dos onzas de queso
Un huevo

Pese a esta aparente escasez, los británicos parecieron estar mejor alimentados, ya que comían menos grasa, menos carne y más verduras. Su ingesta media de calorías se redujo de 3000 a 2800 diarias. La dieta pues resultó beneficiosa ya que la población adelgazó para ser más saludable. Además, mediante el suministro a las mujeres embarazadas y los bebés de alimentos, bebidas y complejos vitamínicos especiales, la mortalidad infantil en Reino Unidos se redujo del 51 al 46 por mil durante la guerra.

Además, para contrarrestar la carencia alimenticia que el racionamiento provocaba, millones de latas de carne y otras conservas fueron importadas por el Reino Unido desde Estados Unidos y Argentina.

Lord Wooton, ministro de Alimentación del momento, urgió a la población a ser creativa en la cocina con la comida racionada: usando más verduras y especialmente patatas. Incluso difundió una receta a la que posteriormente se bautizó con su nombre: Lord Wooton Pie. El pie es el pastel tradicional de la cocina británica. Esta receta contenía una libra de patatas, una libra de coliflor y una de zanahorias, además de 3 o 4 cebollas –cuando fueran de temporada-, extracto vegetal, avena y perejil.

No sólo los alimentos fueron racionados. Materias primas como la gasolina, el carbón fueron igualmente racionadas para el esfuerzo de la guerra. Además en junio del 41 se introdujo el racionamiento de ropa, 66 cupones de cada adulto cada año. Más adelante durante la guerra, esta cantidad se redujo. En la primavera del 42, cada persona podía almacenar 48 cupones que podría usar para comprar su ropa nueva. La siguiente tabla muestra cuántos cupones costaba cada prenda para cada persona:


Con esta escasez de ropa nueva, los bazares se convirtieron en la forma habitualmente usada para llenar los armarios. La ropa vieja fue rescatada o reciclada. En estos momentos, incluso las cortinas podían convertirse en abrigos o vestidos. Al igual que con la campaña “Excava para la Victoria”, la población se animó a hacer y remendar su propia ropa. De hecho se impartieron cursillos especiales para ayudar a la gente a mejorar sus habilidades de reciclaje.

Los niños en los bombardeos

Durante 1939 y con la guerra a punto de estallar, el Gobierno Británico preveía grandes ataques aéreos sobre las ciudades del Reino Unido. Se creía que con este bombardeo, Alemania allanaría el camino para una invasión terrestre.

Los preparativos, para la evacuación de los niños en edad escolar, comenzaron en julio de 1939 justo antes del estallido de la guerra; si bien la evacuación en masa se inició el 3 de septiembre 1939, día en qué Inglaterra declaró la guerra. Los niños, que por aquellas fechas regresaban a la escuela después de las vacaciones estivales, se encontraron de pronto con que estaban a punto de emigrar hacia otra parte del país.

El Gobierno Británico pretendía además evacuar a las madres y las futuras madres fuera de la ciudad y de las zonas de peligro y establecerlas dentro de la seguridad que otorgaban las zonas rurales. La relativa seguridad que el campo ofrecía, propició que los evacuados se refugiaran mayoritariamente en los lugares de Kent, Sussex, Gales, Devon, Cornwall y algunas otras áreas rurales.

La incertidumbre por abandonar su hogar y sus padres y no saber ni dónde marchaban ni por cuánto tiempo, pesó mucho, en un principio, en el ánimo de los muchachos. Se instalaron en zonas rurales, lugares donde muchos de ellos no habían estado nunca. Hubo afortunados que se instalaron junto a sus amigos o hermanos. Sin embargo la mayoría de ellos se vieron obligados a convivir con personas con quien nunca antes lo habían hecho, personas de las que no sabían sus nombres y mucho menos si eran personas agradables o no

Madres, los enviamos fuera de Londres. Les daremos a cambio mayor seguridad y salud

En los lugares de evacuación rurales, los niños poseían una pequeña ración de comida para el almuerzo envasada, una máscara de gas y una postal que podían enviar a casa y hablar así con sus padres. Este equipamiento añadía, al sentimiento de incertidumbre, el temor a un ataque o a la invasión terrestre definitiva. Se unía además al recuerdo de la espera, de pie en el andén de un tren, antes de ser evacuados y enviados a la seguridad que brindaba el campo.

Aproximadamente la mitad de todos los niños de las escuelas de Londres fueron evacuados de la ciudad. La mayoría de los niños que salió de Londres lo hizo a través de sus escuelas. En total, 827.000 niños en edad escolar fueron evacuados junto con más de 100.000 maestros y ayudantes auxiliares. 524.000 niños menores no escolarizados aún, marcharon junto a sus madres. 12.000 mujeres embarazadas también abandonaron la ciudad para proteger a sus hijos aún no nacidos.

En su nueva ubicación fueron acogidos por el personal oficial que los atendería durante toda la estancia en sus hogares de acogida, formado tanto por voluntarios de la Cruz Roja, como por miembros del Servicio Voluntario de Mujeres (WVS), quienes les prestaron asistencia. Algunos de ellos fueron a hogares de acogida en explotaciones agrícolas o casas de campo. Otros acudieron a casas donde el cuidado de varios niños pudo ser dejado a los sirvientes.

Muchos londinenses trasladaron su residencia habitual al campo donde se instalaron temporalmente. Los autóctonos y los foráneos procedían de mundos completamente diferentes. Tanto el londinense como el hombre de campo tenían sus propios prejuicios acerca de como eran los otros. El pensamiento normal entre los londinenses de la época sobre esta parte del país, era que ésta sería “más retrasada y antigua” que su lugar de residencia habitual. Por su parte la población rural acogió a sus huéspedes con la idea de que “Londres era un lugar sucio, ruidoso, con vecinos mal educados y plagados de piojos”.

Chicas del colegio de Saint George muestran su interés por la costura al aire libre durante su estancia en Pembrokeshire.

Como ya hemos expuesto, la evacuación enfrentó muchos de estos antiguos prejuicios y obligó a las personas a hacer frente a cuestiones relativas a las diferencias y desequilibrios de la clase social y a las a veces sórdidas condiciones de pobreza en la ciudad. La evacuación por tanto trasladó –acercó- una mitad de Gran Bretaña a la otra mitad, el centro urbano al medio rural y la clase media a la clase trabajadora.
Una muestra de la cercanía y complicidad surgida tras una ardua convivencia al principio, es la siguiente cita pronunciada por un personaje de la película propagandística de 1941 Dawn Guard:

"Hemos encontrado en esta guerra, el modo de convivencia en que todos fuimos vecinos. No vamos a olvidar cuando ocurrió todo esto".

Para algunos niños londinenses la experiencia de la evacuación no fue feliz. Perdieron a sus familias y amigos. En ocasiones, sus nuevos padres adoptivos no entendieron su carácter o fueron tratados duramente. Para otros niños, sin embargo, fue el mejor momento de su vida ya que les permitió disfrutar del aire fresco, la buena comida rural y de múltiples actividades nuevas por hacer. Tal vez lo más importante fue las amistades que hicieron y las cosas que aprendieron sobre ellos mismos y sus padres adoptivos; cosas que permanecieron con ellos toda su vida. Un maestro de escuela, evacuado junto a toda su escuela a la localidad de Somerset escribió:

"Todos los evacuados han adquirido una experiencia y una amplia perspectiva, que inevitablemente modificará su vida futura. Un conocimiento más profundo, espero, se plantee en adelante entre los pueblos de nuestra propia tierra"

El último testimonio sobre la evacuación masiva corresponde a dos chicos londinenses que marcharon al campo en junio de 1940, Knott George y su amigo Frank Lunas. Ambos tenían once años de edad y eran nativos de Tooting, en el suroeste de la capital. Fueron trasladados a Barnstaple, en el norte de Devon. En esta cita y como un hombre adulto, George echa la vista atrás y rememora:

"Creo que conocer a nuestra madre, pese a resultar difícil en principio, nos permitió extender un poco más nuestra visión del mundo y sus formas. Estoy muy agradecido a ella por habernos acogido, ya que no debe haber sido fácil convivir con dos jóvenes extraños. Nosotros hemos estado calientes, cómodos y bien alimentados en todo momento".